UE prohíbe los insecticidas peligrosos para abejas
A pesar de su diminuto tamaño, las abejas son unos de los animales más beneficiosos para los seres humanos. Además de proporcionarnos miel, durante su arduo trabajo de recolección de néctar llevan a cabo de manera paralela la fecundación de las flores que visitan; razón por la cual juegan un papel destacado en la polinización de un elevado número de cultivos.
Sin embargo, en las últimas décadas se ha visto como las poblaciones de este insecto volador han ido decayendo de manera paulatina pero alarmante, ya que hoy en día todavía no esta clara la causa de su desaparición. No obstante, varios estudios han identificado factores que influyen de manera negativa en la población de abajes, como la presencia de parásitos o de depredadores y también de ciertos pesticidas sintéticos Entre estos últimos destacan los neonicotinoides. Se trata de un grupo de compuestos químicos no naturales que actúan sobre los receptores de acetilcolina de tipo nicotínico de las células del sistema nervioso central[1] provocando parálisis y muerte. Actúan de manera sistémica, penetrando en la planta a través de sus raíces y de ahí llegan a las hojas y los frutos.
Debido a las diferencias estructurales entre los receptores nicotínicos de los insectos y de los mamíferos, los neonicotinoides resultan muy selectivos contra los primeros[1],[2]. Este factor, unido a su elevada eficacia los ha convertido en unos de los pesticidas más ampliamente utilizados en agricultura en todo el mundo. Actualmente, el imidalcropid, la clotianidina, pertenecientes a la compañía Bayer, y el tiametoxam de Syngenta son los principales neonicotinoides comerciales, y se aplican a cultivos de maíz, colza, algodón y girasol entre muchos otros. Por ejemplo, en el año 2010, Bayer fabrico unas 20.000 toneladas del imidalcropid.
Pero desde hace algún tiempo, este grupo insecticidas artificiales está en el punto de mira debido a sus posibles efectos adversos sobre las abejas[3]. Ya en el 2013 la Unión Europea limitó el uso de imidaclcropid, clotianidina y tiametoxam[4]. Y recientemente ha dado un paso más allá. A raíz del estudio más ambicioso realizado hasta la fecha en toda Europa sobre la relación de estos tres insecticidas con la población de las colonias de abejas, los 26 países miembros de la Unión decidieron el pasado 28 de abril prohibir totalmente el uso de imidaclcropid, clotianidina y tiametoxam en espacios abiertos debido a que “en general” representan “un riesgo para las abejas silvestres y las abejas melíferas”. El comisario europeo de seguridad alimentaria, Vytenis Andriukaitis, celebro la noticia ya que “la seguridad de las abejas sigue siendo de vital importancia” “dado que esta relacionada con la biodiversidad, la producción de alimentos y con el medio ambiente”. No obstante, los citados insecticidas neonicotinoides se pueden utilizar todavía en cultivos de invernadero.
Esta decisión de la Unión Europea es una muestra más de la necesidad de desarrollar nuevos compuestos para el control de plagas mucho más respetuosos con el medio ambiente. Actualmente existen en el mercado productos basados en compuestos naturales, como por ejemplo los aceites esenciales o en fermentos microbiológicos, que representan una alternativa medioambientalmente más segura e igualmente eficaz a los insecticidas químicas como los neonicotinoides.
Una buena alternativa es la búsqueda de fertilizantes fortificantes ecológicos alternativos a estos productos fitosanitarios. Puede consultar información en nuestra gama Eco-Logic.
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