TRATAMIENTOS POSTCOSECHA EN OLIVO
“El Mediterráneo termina donde el Olivo deja de crecer”. Esta frase del médico, escritor y poeta parisino Georges Duhamel define a la perfección la importancia de este cultivo para los pueblos mediterráneos.
El Olivo más que un cultivo representa una cultura y una forma de vida, hablar de la Historia del Aceite de Oliva es hacerlo de nuestra propia Historia y Cultura Mediterránea.
Tanto es así que el Olivo está presente en la mitología de casi todos los pueblos mediterráneos.
El mito dice que Poseidón y Atenea se disputaron la protección de Atenas en su fundación, Atenea se impuso gracias a que se ganó a los atenienses ofreciéndoles el “el mejor regalo posible: el primer Olivo”.
El Olivo ya aparece en los textos Sagrados en la Biblia, en el libro del Génesis en forma de rama para anunciar a Noé el final del diluvio, en el Corán donde hace referencia al olivar como “el árbol que no es de oriente ni de occidente”.
La propia palabra aceite deriva del árabe “az-zait”, que significa jugo de aceituna.
Actualmente el cultivo del Olivo ocupa 11,6 millones de hectáreas en todo el mundo, siendo el cultivo permanente mayoritario. El total de la superficie de olivar se distribuye en un 70% de secano y un 30% de regadío.
España, Grecia, Italia y Turquía representan el 65% de la superficie total, el 76% de los árboles productivos y el 74% de la producción total de aceitunas.
España se sitúa en el primer lugar mundial en superficie y producción de aceite de oliva representando aproximadamente el 60% de la producción de la UE y el 45% de la mundial.
La recolección de la aceituna es la operación que mayor importancia tiene en el cultivo del olivar, (supone aproximadamente el 80% de la mano de obra).
Durante la recolección se producen heridas que son la principal vía de entrada para patógenos y enfermedades del Olivo como repilo, tuberculosis, bacteriosis, antracnosis..
Es por ello fundamental realizar tratamientos postcosecha preventivos que garanticen la cicatrización de las heridas y la desinfección del material vegetal.
La intensificación de las producciones conlleva además una mayor presión de patógenos, los marcos de plantación reducidos con una menor aireación, generan condiciones más favorables para el desarrollo de hongos y bacterias.
En los últimos años se buscan alternativas al uso de cobres tradicionales (de acción por contacto) debido a sus limitaciones:
–Acción solo por contacto (la zona no alcanzada no está protegida)
–Pérdidas por lavado y contaminación de suelos agrícolas
–Uso restringido: Límites legales (Kg/ha y año)
–Uso exclusivamente foliar (imposibilidad de entrar a tratar en parcelas inundadas)
Por todo ello cobran mayor importancia los productos de acción sistémica que ofrecen una protección desde el interior de la planta.
El uso de cobres complejados con agentes orgánicos permiten su absorción en el tejido vegetal, evita las pérdidas por lavado y permiten su uso tanto por vía foliar como por fertirrigación, pudiendo ser aplicados incluso en condiciones que no permiten entrar en la parcela.
El uso de cobres de última generación se convierte así en una herramienta fundamental para preservar la sanidad de nuestros Olivos y la calidad de nuestra producción de Aceite de Oliva al que ya Homero, en el siglo VIII a.C., definió con gran acierto como nuestro oro líquido.
Alguna de nuestras recomendaciones para estos casos serían el uso de GLOPPER y LIGNOMIX.
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