LA IMPORTANCIA DEL SECTOR AGRICOLA
La agricultura es un sector lleno de contradicciones.
Su peso directo en la economía global es relativamente bajo, pero es clave para el crecimiento económico. Y, más importante todavía, es la piedra angular de la alimentación de los 8.000 millones de habitantes del planeta. Se trata pues de un sector estratégico cuyo buen funcionamiento asegura el suministro de alimentos a la población de un país y la salud de su economía.
Prácticamente todas las grandes potencias económica de hoy en días han sido en los últimos 100 – 150 años potencias agrícolas que se han valido de este sector para desarrollar su tejido industrial. Este es el caso de Estados Unidos, Francia o Alemania, y el de los países emergentes (o ya consolidados) como India y China, este último una nación eminentemente agrícola hace tan solo 70 años y actualmente segunda economía mundial.
La agricultura provee de alimentos a la población de un país a un precio asequible, así como de materias primas para otros sectores económicos que son producidas a bajo coste por el propio país, sin necesidad de adquirirlos en el mercado internacional. Los beneficios, impuestos y divisas extranjeras (si se exportan productos agronómicos) derivados de su actividad se pueden reinvertir en otros sectores. Además, crea una demanda de bienes y servicios no procedentes del sector agrícola, como fertilizantes y fitosanitarios, maquinaria, trasporte, construcción de instalaciones… que revierten muy positivamente en estos sectores.
Por último, el sector agrícola da empleo a una gran masa de trabajadores poco cualificados, proporcionándoles unos ingresos que ayudan a estos trabajadores y a sus hijos a mejorar poco a poco su calidad de vida.
Un informe del año 2010 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) concluía que el incremento de los beneficios del sector agrícola en países subdesarrollados resultaba una pieza clave, por encima del crecimiento económico en general, para reducir la pobreza1. En definitiva, la agricultura, gracias a su capacidad para producir alimentos y materias primas a bajo coste, y a su interrelación con otros sectores, constituye una base sólida sobre la que sustentar y mantener el crecimiento económico y el bienestar social de un país.
«La agricultura, constituye una base sólida sobre la que sustentar y mantener el crecimiento económico y el bienestar social de un país.«
Una vista de los datos macroeconómicos puede sugerir justo lo contrario: el porcentaje la agricultura en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial ha descendido de manera continuada en las últimas décadas2. En cambio, la producción agrícola mundial y los beneficios directos asociados se han incrementado de manera constante durante el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI gracias a la mecanización del campo, el cultivo de variedades vegetales seleccionadas, el uso de productos fitosanitarios y la tecnificación de las explotaciones.
Todo ello para hacer frente al crecimiento de la población mundial, que en 1950 era de 2.500 millones de personas y se estima que en 30 años alcance los 10.000 millones, por lo que se espera que la tendencia del sector agrícola continúe siendo aumentar su producción. Lo que ocurre es que el peso relativo del PIB agrícola ha crecido proporcionalmente menos que el de otros sectores como la industria, el turismo o las telecomunicaciones. Paradójicamente, la capacidad impulsora del desarrollo económico de la agricultura tiene como efecto disminuir su participación en el PIB.
Actualmente la agricultura representa algo menos del 3% del PIB mundial3. En el caso de España, el sector agrícola, que incluye agricultura y ganadería, aportaba en el año 2000 el 3,9% del PIB del país con un Valor Añadido Bruto (la diferencia entre el valor por el que se vende algo y lo que ha costado producirlo) de 22.814 millones de euros. En el 2017 el VAP agrícola había crecido a 28.779 millones de euros pero solo representaba el 2,7% del PIB como consecuencia de la expansión del resto de sectores4.
Evolución del VAP agrario en España entre los años 2000 – 2017. FUENTE: “El futuro de la agricultura en España” (2017) informe de PWC S.L. para AEPLA.
https://www.pwc.es/es/publicaciones/assets/informe-sector-agricola-espanol.pdf
Por último y como una muestra más de la importancia de la agricultura, mencionar que, si bien en el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial eran Estados Unidos y Europa los principales centros agrícolas en el mundo, tanto a nivel productivo como de investigación público-privada en este sector, el panorama ha cambiado2.
Ahora potencias consideradas emergentes, como Brasil, China, India y en los últimos años también Rusia, son importantes productores agrícolas y se sitúan a la cabeza de la inversión en I+D agrícola. Especialmente China, que ha conseguido valerse de su agricultura para crear una economía industrial en la que dicho sector ha perdido peso frente al resto, pero que ha crecido hasta situarse en una posición dominante en el sector agrícola a nivel global.
Por ello se espera que estas nuevas potencias, principalmente China, jueguen un papel fundamental en el precio y disponibilidad de alimentos en los años venideros, con todas las implicaciones en los juegos de poder mundiales que eso conlleva.
A.Castán
Bibliografía:
[1] Cervantes-Godoy, D. and J. Dewbre (2010), “Economic Importance of Agriculture for Poverty Reduction”, OECD Food, Agriculture and Fisheries Working Papers, No. 23, OECD Publishing.
[2] J. M. Alston, P. G. Pardey “Agriculture in the Global Economy” Journal of Economic Perspectives 2014, Vol. 28, 121 – 146.
[3] Fuente: FAOSTAT, https://www.fao.org/faostat/es/#home.
[4] “El futuro de la agricultura en España” (2017) informe de PWC S.L. para AEPLA. https://www.pwc.es/es/publicaciones/assets/informe-sector-agricola-espanol.pdf
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